Creo en Dios por lo tanto en la Iglesia

Me da tristeza escuchar esta frase»creo en Dios pero no en la Iglesia» y más viniendo de personas «católicas»; lo pongo entre comillas porque, lo más probable es que solo sean bautizados y nada más, no profundizan en su religión ni en su fe, son pseudo católicos. Desde mi punto de vista, existen tres factores que influyen a que cada vez más personas se alejen de la Iglesia, de los templos y de la oración: el primero, es el constante ataque a la Iglesia y a quienes la conforman, acompañado escándalos de algunos sacerdotes; el segundo, es la ola masiva de desinformación y confusión que se da a través de los diferentes medios de comunicación; el tercero, y el que creo más importante, es el ejemplo que cada uno de nosotros da, cada día, en nuestras acciones, hacia los que nos rodean, con nuestro egoísmo y falta de amor hacia los demás. Estos tres puntos no son los únicos por supuesto, pero son los que considero importantes y quisiera desarrollar.

Los escándalos en la Iglesia católica

Hay que saber que los escándalos en la Iglesia han existido desde su fundación, Pedro negó a Jesús tres veces y fue el primer Papa, imagínense el escándalo en aquella época; por supuesto que se arrepintió (está en las Escrituras), Dios lo sabía, por algo lo escogió a él para fundar su Iglesia, pero los escándalos siempre han existido.

Por otro lado, los ataques a la Iglesia también han existido desde siempre y continuarán, porque hay que tener claro que existe una batalla constante, dentro y fuera de la Iglesia, entre el bien y el mal. El mismo Jesús fue tentado por el demonio (Lc 4, 1-13), ¿cómo podemos pensar que no lo va a hacer con los obispos y sacerdotes, con las personas que tratan de acercarse a Dios, con todos y cada uno de nosotros? El demonio existe y va atacar a la Iglesia de Dios y a todos sus miembros, desde el Papa hasta el sacerdote del pueblo más alejado del mundo. No por formar parte del Clero se deja de ser persona, y todas las personas somos pecadoras, está en nuestra naturaleza (Ro 8, 3-8). Entonces la culpa de una persona pecadora, o el escándalo de un sacerdote, no sea el pretexto para alejarte de la Iglesia de Dios.

Atención: no estoy diciendo que no te alejes de alguna parroquia o algún templo donde el sacerdote está actuando mal o está predicando algo contrario a la palabra de Dios, lo que quiero decir es, que por cada sacerdote «malo», hay 10, 20 o más sacerdotes que buscan la santidad, que predican con el ejemplo, y que llevan a Dios presente en todas sus acciones. Sólo es cuestión de salir de nuestra zona de confort y buscarlo, pero no te alejes de la casa de Dios. Atención otra vez, no estoy diciendo qué cambiemos de parroquia o busquemos a un sacerdote que esté de acuerdo con nuestra forma de pensar y que vaya en contra de lo que enseña la Iglesia y los mandamientos de Dios. Por ejemplo, que diga que una persona divorciada que se volvió a casar puede recibir la Eucaristía, o que está a favor del aborto, o que promulga que las mujeres se ordenen sacerdotes. Nuestro objetivo tiene que ser buscar a Dios y acercarnos a su palabra.

La ola masiva de ataques e información falsa

Con la llegada del internet a finales del siglo pasado, y la rápida evolución y expansión de las redes sociales en los últimos 10 años, el consumo de la información está al alcance de un «click». Una búsqueda en Google se realiza en menos de 10 segundos y un suceso que está pasando en China puede llegar a México en minutos, incluso en directo. El peligro de esto es que cualquier persona puede tener acceso a cualquier tipo de información en cuestión de segundos, incluso si la información es falsa. Hay estimaciones que dicen que, en dos años, en internet habrá más información falsa que veraz1. Por un lado es nuestra culpa por querer alimentar nuestro morbo y no buscar o prestar atención a las fuentes de la información que consumimos y por otro lado, es un ataque dirigido, existen personas que se dedican a crear información falsa como negocio.2,3

Hablando sobre temas de religión y en especial de la católica, hay una cantidad incontable de información falsa o incompleta; desde los evangelios apócrifos, pasando por las mentiras contadas acerca de la Inquisición o las cruzadas, hasta llegar a nuestros días donde se escuchan una y otra vez noticias falsas sobre milagros y apariciones o incluso acusaciones sobre el Papa Francisco, y no quiero nombrar ejemplos porque no es mi intención hacer más propaganda sobre este tipo de falsedades.

Aquí hay dos puntos importantes en los que quisiera reflexionar: el primero, ¿cuál es la raíz de este odio hacia la iglesia? ¿Quién o qué está detrás de este tipo de acciones que intentan dividir? Y el segundo, ¿qué papel tiene la Iglesia sobre este tipo de temas?

El origen de los ataques hacia la Iglesia

Si analizamos detenidamente los ataques y las calumnias dirigidas hacia la Iglesia, nos daremos cuenta que no es una casualidad, no es algo esporádico o pasajero, lo que sí es que esta serie de amenazas ha sido cada vez más fuerte y violenta a través de los siglos. Ya en el año 1846 el Papa Pio IX habló sobre este tema en la encíclica QUI PLURIBUS, su sucesor el Papa León XIII también dirigió un mensaje sobre los peligros de esta ideología en la encíclica QUOD APOSTOLICI MUNERIS del año 1878, y más tarde advirtió el Papa Pio XI y cito, «este peligro tan amenazador, como habréis comprendido, venerables hermanos, es el comunismo bolchevique y ateo, que pretende derrumbar radicalmente el orden social y socavar los fundamentos mismos de la civilización cristiana».4
¡Qué necedad del hombre que no sabe (o no quiere) escuchar! Mencioné a tres Papas que advirtieron claramente sobre el comunismo y su ideología. Hace casi 200 años del mensaje del Papa Pio IX que la sociedad ignoró y hoy estamos sufriendo las consecuencias.

«Frente a esta amenaza, la Iglesia católica no podía callar, y no calló. No calló esta Sede Apostólica, que sabe que es misión propia suya la defensa de la verdad, de la justicia y de todos aquellos bienes eternos que el comunismo rechaza y combate.»

CARTA ENCÍCLICA DIVINI REDEMPTORIS DEL SUMO PONTÍFICE PÍO XI SOBRE EL COMUNISMO ATEO

El comunismo enseña que sólo existe una realidad, la materia, la cual, por evolución, llega a ser planta, animal u hombre. La sociedad humana, por su parte, no es más que una apariencia y forma de la materia, que por necesidad tiende hacia la síntesis final: una sociedad sin clases. En esta doctrina, como es evidente, no queda ningún lugar para la idea de Dios, no existe diferencia entre el espíritu y la materia ni entre el cuerpo y el alma: no existe una vida del alma posterior a la muerte, ni hay, por consiguiente, esperanza alguna de una vida futura. Los comunistas afirman que el conflicto que impulsa al mundo hacia su síntesis final puede ser acelerado por el hombre. Por esto, procuran destacar y agravar las diferencias existentes entre las diversas clases sociales y se esfuerzan para que la lucha de clases, con sus odios y destrucciones, adquiera el aspecto de una guerra necesaria para el progreso de la humanidad.5

El comunismo, además, despoja al hombre de su libertad, niega al individuo, para atribuirlo a la colectividad, es decir, el hombre es sólo una rueda de un engranaje total. Sobre las relaciones sociales de los hombres, afirman el principio de la absoluta igualdad, rechazando toda autoridad jerárquica establecida por Dios, incluso la de los padres. Niegan, finalmente, a los padres el derecho a la educación de los hijos, porque este derecho es considerado como un derecho exclusivo de la comunidad, y sólo en su nombre y por mandato suyo lo pueden ejercer los padres.6

Esta doctrina se está tratando de implantar en el mundo desde el siglo XIX, cualquier parecido con la realidad NO es mera coincidencia. El mundo empezó a conocer lo que es el comunismo con la URSS, Italia a mitad del siglo XX, Cuba con Castro, y en nuestros días en Corea del Norte, China y Venezuela, pero estamos muy equivocados si creemos que el comunismo es algo alejado de nosotros o localizado únicamente en ciertos lugares.

¿Cómo es posible que se siga difundiendo esta doctrina que la realidad ya ha refutado?

La explicación reside en el hecho de que son muy pocos los que han podido penetrar la verdadera naturaleza y los fines reales del comunismo. Los pregoneros del comunismo saben aprovecharse también de las rivalidades de raza, de las divisiones y oposiciones de los diversos sistemas políticos y hasta de la desorientación en el campo de la ciencia sin Dios.

Existe, además, otra causa de esta tan rápida difusión de las ideas comunistas, infiltradas secretamente en todos los países; la propaganda dirigida desde un solo centro y adaptada hábilmente a las condiciones peculiares de cada pueblo; propaganda que dispone de grandes medios económicos, de numerosas organizaciones, de congresos internacionales, de innumerables fuerzas excelentemente preparadas; propaganda que se hace a través de todos los medios de comunicación que conozcamos (periódicos, cine, teatro, radio, internet, redes sociales, escuelas y hasta en las universidades), y que penetra poco a poco en todos los medios sociales, incluso en los más sanos, sin que éstos adviertan el veneno que está intoxicando a diario las mentes y los corazones; una propaganda realmente diabólica.7

Al principio, el comunismo se manifestó tal cual era en toda su criminal perversidad; por supuesto que se dio cuenta que de esta manera alejaba de sí a los pueblos, y por esto ha cambiado de táctica y procura ahora atraerse las muchedumbres con diversos engaños, ocultando sus verdaderos intentos bajo el rótulo de ideas que son en sí mismas buenas y atrayentes.8
Por ejemplo, viendo el deseo de paz que tienen todos los hombres, los jefes del comunismo aparentan ser los más celosos defensores y propagandistas del movimiento por la paz mundial; pero, al mismo tiempo, por una parte, excitan a los pueblos a la lucha civil para suprimir las clases sociales, lucha que hace correr ríos de sangre. De la misma manera, con diversos nombres que carecen de todo significado comunista, fundan asociaciones y publican periódicos cuya única finalidad es la de hacer posible la penetración de sus ideas en medios sociales que de otro modo no les serian fácilmente accesibles; más todavía, procuran infiltrarse insensiblemente hasta en las mismas asociaciones abiertamente católicas o religiosas. 9

Estos últimos párrafos los he obtenido directamente de la encíclica del Papa Pio XI, Divini Redemptoris del año 1937, pero qué sorpresa que casi 100 años después, los ejemplos que utilizó el Santo Padre siguen siendo los mismos métodos que el comunismo utiliza hoy en día: supuestos defensores de la paz mundial, pero siguen destacando la diferencia entre las clases, aprovechándose de los más necesitados. El Papa mencionaba que para difundir su mensaje publicaban periódicos, pero ya han invadido televisión, radio, internet, redes sociales, etc. Y destaco la última frase, procuran infiltrarse insensiblemente hasta en las mismas asociaciones católicas y religiosas. He aquí que esta doctrina es la gran razón detrás de los escándalos que se han suscitado dentro de la Iglesia; pederastia, herejía, predicación contraria a la palabra de Dios, confusión sobre los mandamientos, generar división entre los obispos, entre otros. No estoy diciendo que sea la única razón, pero creo que sí es la de mayor relevancia. Y esto es lo que con sumo dolor estamos presenciando: una lucha fríamente calculada y cuidadosamente preparada contra todo lo que es divino (cf. 2Tes 2, 3-4).

«Solamente los espíritus cegados por la pasión y por el odio cierran sus ojos a la luz de la verdad y la combaten obstinadamente.»

CARTA ENCÍCLICA DIVINI REDEMPTORIS DEL SUMO PONTÍFICE PÍO XI SOBRE EL COMUNISMO ATEO

Mi ejemplo como verdadero seguidor de Cristo

Es absolutamente necesario que el mensaje de Dios se proyecte cada vez más en nuestra vida práctica, de nada nos sirve decirnos católicos si no lo predicamos en nuestro día a día, si no dedicamos un momento diario para hacer oración. Ya lo pedía la Virgen en Fátima hace más de 100 años a propósito del comunismo, Oración y Penitencia. 10

«…si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo [el comunismo], promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia.»

Primer y Segunda parte del «Secreto» de Fátima, Página oficial del Vaticano

No se puede negar que aún nos queda mucho camino por recorrer, porque incluso en los mismos países católicos son demasiados los católicos que lo son casi solo de nombre; demasiados los que, si bien cumplen con mayor o menor fidelidad las prácticas más esenciales de la religión que se glorían de profesar, no se preocupan, sin embargo, de conocerla mejor ni de adquirir una convicción más íntima y profunda, muchos se conforman solo con asistir a Misa los domingos y creen que con eso están «cumpliendo» con su deber como católicos. Sabemos muy bien el gran aborrecimiento que el divino Salvador siente frente a esta vana y tibia actitud. Quien no ajusta sinceramente su vida práctica a la fe que profesa, no podrá mantenerse a salvo durante mucho tiempo hoy, cuando vivimos tan fuertemente el viento de la lucha y de la persecución de estas nuevas corrientes de ideologías de genero, de placeres pasajeros, en fin de movimientos adoctrinados por el comunismo.

Dios vomita al tibio (cf. Ap 3, 15-16). Y perdón por ser tan crudo pero tenemos que empezar a llamar las cosas por su nombre. Los pseudo católicos que, según ellos creen en Dios pero no están de acuerdo con lo que enseña la Iglesia fundada por Él, o que son católicos de domingo pero no hacen nada por cambiar sus vidas y alejarse del pecado; que siguen alimentando sus pasiones a través de los placeres terrenales sin hacer el mínimo esfuerzo por cambiar su vida; a esos son los que Dios aborrece.

«Conozco tu conducta: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frio ni caliente, voy a vomitarte de mi boca.»

Apocalipsis 3, 15-16, Biblia de Jerusalén

Para asegurar, por tanto, la vida eterna y para socorrer eficazmente a esta sociedad tan dañada, es absolutamente necesario volver a un tenor de vida más modesto; es necesario renunciar a los placeres, muchas veces pecaminosos, que el mundo ofrece hoy con tanta abundancia; es necesario, finalmente, olvidarse de sí mismo por amor al prójimo. Este precepto nuevo (cf. Jn 13,34) de la caridad cristiana posee una virtud divina para regenerar a los hombres, y su fiel observancia infundirá en los corazones una paz interna desconocida para la vida de sentidos de este mundo y remediará eficazmente los males que afligen hoy a la humanidad.

«Pero si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan sus centinelas» (Sal 126,1). Por esto el Papa Pio XI, exhortaba con insistencia, promover e intensificar del modo más eficaz posible el espíritu de oración y el espíritu de mortificación. Cuando los apóstoles preguntaron al Salvador por qué no habían podido librar del espíritu maligno a un endemoniado, les respondió el Señor: Esta especie [de demonios] no puede ser lanzada sino por la oración y el ayuno (Mt 17,20). Tampoco podrá ser vencido el mal que hoy atormenta a la humanidad si no se acude a una santa e insistente cruzada universal de oración y penitencia, poniendo para ello como intercesora a la inmaculada Madre de Dios, la cual, así como un día aplastó la cabeza de la antigua serpiente, así también es hoy la defensa segura y el invencible Auxilium Christianorum.11

  1. Antena3, 2020 más información falsa, diciembre 2018
  2. DW Noticias, El peligro de la información falsa en las redes sociales, mayo 2016
  3. BBC Noticias, Guía básica para identificar noticias falsas, septiembre 2018
  4. Enc Divini Redemptoris, Papa Pius XI, 19 de marzo de 1937, p .5
  5. Enc Divini Redemptoris, Papa Pius XI, 19 de marzo de 1937, p. 9
  6. Enc Divini Redemptoris, Papa Pius XI, 19 de marzo de 1937, p. 11
  7. Enc Divini Redemptoris, Papa Pius XI, 19 de marzo de 1937, p. 17
  8. Enc Divini Redemptoris, Papa Pius XI, 19 de marzo de 1937, p. 58
  9. Enc Divini Redemptoris, Papa Pius XI, 19 de marzo de 1937, p. 59
  10. Mensaje de Fátima, Congregación para la Doctrina de la Fe, 26 de junio de 2000
  11. Enc Divini Redemptoris, Papa Pius XI, 19 de marzo de 1937, p. 61