San José es el terror de los demonios, no sólo por ser el castísimo esposo de la Virgen María, sino por su humildad. Pues incluso en los evangelios podemos ver cómo la Virgen Santísima responde al ángel el día de la Anunciación, pero no hay palabra alguna del humildísimo San José, sin embargo, el actúa de inmediato obedeciendo. ¿Cuál es la grandeza de San José? Es justamente una de las enseñanzas que Jesús nos dejó: “Quien quiere ser el más grande hágase el servidor de los demás, quien quiere ser el primero que se haga el siervo de todos”.

Oración:
Enséñanos San José:
Cómo se es «no protagonista»;
Cómo se avanza sin pisotear;
Cómo se colabora, sin imponerse;
Cómo se ama, sin reclamar.
Dinos San José:
Cómo se vive siendo «número dos»;
Cómo se hacen cosas fenomenales desde un segundo puesto.
Explícanos San José:
Cómo se es grande, sin exhibirse;
Cómo se lucha, sin aplausos;
Cómo se avanza, sin publicidad;
Cómo se persevera y se muere, sin esperar un homenaje.
Amén