«Miguel – que significa “¿Quién como Dios?” – es la muestra del primado de Dios, de su trascendencia y poder. Miguel lucha para restaurar la justicia divina; defiende al pueblo de Dios de sus enemigos, y sobre todo del enemigo por excelencia, el diablo. Y San Miguel vence porque en él es Dios quien actúa. San Miguel nos recuerda entonces que el mal ha sido vencido… En el camino y en las pruebas de la vida no estamos solos, estamos acompañados y apoyados por los ángeles de Dios, que ofrecen, por así decirlo, sus alas para ayudarnos a superar muchos peligros, para ser capaces de volar alto en comparación con aquellas realidades que pueden hacer que nuestra vida sea pesada o que nos arrastren hacia abajo.» Papa Francisco junto a Papa Benedicto XVI en la consagración del Estado de la Ciudad del Vaticano a San Miguel Arcángel y San José (Octubre 2013)
Oración:
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén. | Sancte Michael Archangele, defende nos in proelio, contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi Deus, supplices deprecamur: tuque, Princeps militiae coelestis, Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo, divina virtute, in infernum detrude. Amen. |
